Por fin llegó ese gran día, ese momento tan ansiado, esperado y deseado por tantos, termina tan rápido que apenas lo puedes apreciar, pero es tu momento, ese con el que tanto soñaste, por fin ante ti, todo tuyo, es breve pero perfecto.
Todo estaba en su lugar; cada persona, cada objeto, cada…, todo fue perfecto solos tú y yo en un inmenso espacio que parecía estar vacio, rodeados por nada, solos tú y yo. Solo se olía tu dulce fragancia, me atrapa y arrastra hacia ti, solo se veían tus preciosos ojos llenos de vida, alegría y esperanza, solo se oía el silencio, solos tú y yo.
Fue entonces cuando sucedió todo, nos miramos, e inmediatamente, sin mediar una sola palabra, como si cada cual supiéramos que ese era nuestro destino, nuestro azar y quizás nuestra fortuna, nuestros labios se aproximaron, se rozaron, hasta que finalmente…se produzco ese gran choque. Nuestros labios se enzarzaron en una guerra, batalla perfecta, llena de amor, mordiscos, sonrisas y por supuesto calor. Sentí el calor de tus manos, de tu cuello, de tu cara, de tus labios…nunca imaginé nada mejor. Desearía que fuese eterno. Te miré, me miraste y nos abrazamos entre un sinfín de caricias y besos. Solos tú y yo.
Lástima que todo fuera un sueño. Quiero seguir soñando.
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