6 abr 2011

EL SOLDADO CAIDO



Hoy mientras iba para trabajar me ha venido a la cabeza de la imagen del sodado que hay junto al campo de golf , conocida como "El Soldao", y la verdad es que sabías más bien poco acerda de su por que, pero ahora que lo se lo compartiré con vosotros.

Pues bien, desde hace varios años, a tres kilómetros de nuestro Pozoblanco, junto al campo de golf, se levanta una gran estatua, toda de hierro y pintada de rojo, del escultor israelita Igael Tumarkin  y que representa la fotografía de Capa “Muerte de un Miliciano”, ¿realidad o mito?
Fotografía de Robert capa

Una de las teorías es que, en efecto, el 5 de septiembre de 1936 fue un día tranquilo, y por eso Capa salió con un grupo de milicianos a hacer algunas fotos por los alrededores, realizando varias carreras y simulando un asalto, hasta que de repente sonaron disparos y fueron atacados por tropas nacionales, la tropa debió atraer la atención de las fuerzas franquistas, y justo en el momento en el que Capa apretó el botón, un fusil enemigo oculto abrió fuego.

En otra de las teorías se considera que la instantánea es en realidad un montaje: un posado organizado por el fotógrafo. De esta misma opinión son también algunos estudiosos de la obra de Capa que, citando archivos históricos de la Guerra Civil, aseguran que el miliciano, Borrel García “Taino”, había muerto efectivamente ese 5 de septiembre de 1936, pero en un enfrentamiento por la tarde, tras la sesión fotográfica matinal.

 Lo cierto es que la imagen de nuestra dehesa es un regalo del Gobierno israelí, que quiso homenajear a los combatientes republicanos, y es que no solo fueron españoles los que en aquellos años perdieron la vida,  no encontró mejor símbolo que el miliciano de Capa.
Imagen que podemos ver en nuestra Dehesa, frente al campo de golf

El monumento, recuerdo de la guerra civil en aquellos frentes, donde los Batallones de milicias de la comarca gritaron a Queipo de Llano, ¡No pasaran!, proyectado a finales de los 80, iba a instalarse en Cerro Muriano, pero el rechazo del Consistorio cordobés hizo que se optase por Pozoblanco, donde se trasladó el artista Igael Tumarkin, que situó su creación en las afueras del casco urbano, mirando hacia esa sierra en la que se libró la batalla que le costó la vida al miliciano.

Realidad o leyenda, ésa es parte de la esencia de los mitos. Aunque, eso si, hay mitos que mejor que no se tengan que volver a repetir, y eso es lo que debemos de recordar cada vez que miremos “El Soldado Caído de nuestra Dehesa”

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